Uf, suena el despertador. ¡¡¡Cómo cuesta levantarse!!!. Me voy a quedar un poquito más. Creo que hoy llego a segunda hora por lo menos, así que voy a aprovechar para ver un poco la tele. ¡Buah, se me ha hecho tarde!. Bueno, ya voy después del recreo, o mejor, ya ni voy. Total, si voy a suspender igual, que me toca con el profe ese que me tiene manía. Que sí, mamá, que hoy no voy a clase porque no me encuentro muy bien. Ya le mando un sms a una compi para que avise que no voy porque estoy mala, que tengo examen a quinta hora, a ver si me lo puede repetir el profe otro día.¿Historias más o menos inventadas, más o menos cotidianas?.
Y me quejo yo, que vivo muy lejos ...
Tienen edades entre los 7 y 11 años de edad y son llamados “los niños del cable” porque para llegar a su escuela tienen que descender por un cable de acero de 800 metros de largo, a una altura de 200 metros, solo con la ayuda de unas desgastadas poleas y unas improvisadas y poco resistentes cuerdas. El vertiginoso descenso dura entre 30 y 40 segundos y al llegar al final del cable frenan con una horqueta de palo. Para regresar a casa después de clases deben subir un cerro y volver por otro cable que los lleva de nuevo al puente, desafiando de nuevo a una suerte que parecen no tener pero que les acompaña cada mañana en el cable.Esto si que motiva a ir a clase... ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario